LA REINA DE TODAS LAS VIRTUDES
La humildad no es un concepto, es una conducta, un modo de ser, un modo de vida. La humildad es una de las virtudes más nobles del espíritu. Los seres que carecen de humildad, carecen de la base esencial para un seguro progreso. Las más bellas cualidades sin humildad, representan lo mismo que un cuerpo sin alma.
La humildad es signo de fortaleza. Ser humilde no significa ser débil y ser soberbio no significa ser fuerte, aunque el vulgo lo interprete de otra manera. La humildad es la más sublime de todas las virtudes admirables. Virtud sin humildad no es virtud. El que posee la humildad en alto grado, generalmente es poseedor de casi todas las virtudes, pues la humildad nunca se encuentra sola.
Ella es aliada inseparable de la modestia y forma una trilogía con la bondad. La humildad nos hace tolerantes, pacientes y condescendientes con nuestros semejantes. Es la mansedumbre, la paciencia, la fe, la esperanza. La humildad es signo de evolución espiritual. El humilde es un ser que ya ha limado muchas de sus impurezas e imperfecciones.. Si algún acontecimiento sacude violentamente su espíritu, el humilde sabe recibirlos golpes de la vida con fe y resignación y pronto su alma encuentra el alivio necesario.
Los beneficios de la humildad son:
1- Quien aprende a realmente ser humilde, logra vivir una vida más feliz.
2- Al estar en armonía con uno mismo, se está dispuesto a mostrar honor y aprecio hacia otras personas. Valorarse a sí mismo trae aparejado valorar a los demás.
3- La humildad crea serenidad y tranquilidad.
4- Con humildad se desarrolla la capacidad de admitir las equivocaciones, ya que se elimina el miedo a sentir que uno no vale nada. Al conocerse a sí mismo la crítica se transforma en una posibilidad de crecimiento.
5- Con humildad, es más fácil perdonar a otros rápidamente.
6- Humildad es apreciar lo que tenemos, es tener conciencia de que todo es un regalo.
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LA CARRETA
Caminaba un hombre con su hijo por un camino solitario.
Al llegar a una curva se detuvieron y, después de un pequeño silencio, el padre le pregunto...
¿Ademas del cantar de los pájaros, escuchas alguna otra cosa?.
El muchacho agudizo sus oídos y algunos segundos después le respondió:
Estoy escuchando el ruido de una carreta.
Eso es -dijo el padre- una carreta vacía.
¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aun no la vemos? Pregunto el muchacho.
Entonces el padre respondió: Es muy fácil saber cuando una carreta esta vacía, porque cuando mas vacía esta mayor es el ruido que hace.
MORALEJA:
La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitir que los demás las descubran.
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DIAMANTES Y SAPOS
Érase una vez una mujer que tenía dos hijas. La hija mayor, la
preferida, era muy parecida a la madre en el semblante y los modales.
Ambas eran tan antipáticas y orgullosas que imposible vivir con ellas.
La hija menor era
bondadosa y de buen carácter, y muy bella. Por eso no le importaba comer en la
cocina, y trabajar todo el tiempo. Entre otras cosas, ella debía ir dos
veces por día a recoger agua del manantial del bosque, a gran
distancia de la casa.
Un día, cuando llegó al manantial, una pobre mujer se le acercó y
le pidió un trago.
- ¡Oh sí! De todo corazón, señora – dijo la bonita niña, y recogió agua
fresca y cristalina del manantial y sostuvo la jarra para que la mujer
pudiera beber fácilmente.
Cuando término de beber, la mujer dijo:
- Eres muy bonita, querida, tan bondadosa y amable, que no puedo evitar
darte un regalo.
Esta anciana era un hada que había cobrado la forma de una
pobre campesina para ver cómo la trataba la niña.
- Este será mi regalo – continuó el hada –: con cada palabra
que digas, una flor o una joya caerá de tu boca.
Cuando la niña llego a la casa, su madre la reprendió por haberse
demorado en el manantial.
- Perdón, mamá – dijo la pobre niña – Y, mientras hablaba, cayeron de su
boca dos rosas, dos perlas y dos grandes diamantes.
- ¿Qué veo aquí? – exclamó la sorprendida madre -. ¡Perlas y diamantes
caen de la boca de esta niña! ¿Cómo es posible hija mía? – Era la primera vez
que la llamaba hija mía o le hablaba amablemente.
La niña le contó a su madre todo lo sucedido.
- Esto es delicioso – exclamo la madre-. Debo enviar a mi querida hija a
la fuente.
- Lo único que faltaba – replicó la niña egoísta - ¡No iré a recoger
agua para ninguna anciana!
- Si que irás – dijo la madre-, y ahora mismo.
Al fin la hija mayor accedió, gruñendo y rezongando
si cesar, llevándose el mejor cubo de plata de
la casa.
Acaba de llegar cuando vio a una bella dama que salía del bosque, quien se le acercó para pedirle un sorbo de agua.- No vine aquí para darte agua – dijo la orgullosa y egoísta doncella - ¿Te crees que traigo este cubo de plata para darte de beber? Puedes sacar agua, igual que yo.
- No eres muy cortés – dijo el hada-. Ya que eres grosera, te daré este don: con cada palabra que digas, saldrán sapos y culebras de tu boca.
En cuanto la madre vio venir a la hija mayor, exclamó:
- Querida niña, ¿Viste a la buena hada?
- Sí, madre – respondió la niña orgullosa, y dos sapos y dos culebras le cayeron de la boca.
La cortesía es aquel valor que nos hace ser amables con el resto.
MORALEJA:
Acaba de llegar cuando vio a una bella dama que salía del bosque, quien se le acercó para pedirle un sorbo de agua.- No vine aquí para darte agua – dijo la orgullosa y egoísta doncella - ¿Te crees que traigo este cubo de plata para darte de beber? Puedes sacar agua, igual que yo.
- No eres muy cortés – dijo el hada-. Ya que eres grosera, te daré este don: con cada palabra que digas, saldrán sapos y culebras de tu boca.
En cuanto la madre vio venir a la hija mayor, exclamó:
- Querida niña, ¿Viste a la buena hada?
- Sí, madre – respondió la niña orgullosa, y dos sapos y dos culebras le cayeron de la boca.
La cortesía es aquel valor que nos hace ser amables con el resto.
MORALEJA:
"De poco nos servirá ser las personas más cultas
y correctas si estas cualidades no nos proporcionan la sensación de bienestar y
paz que obtenemos al dar un poco de nosotros mismo".
Autor: Joaquín García L.
Autor: Joaquín García L.
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HUMILDAD
LA HUMILDAD ES UN GRAN VALOR
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