domingo, 13 de octubre de 2013

LA BONDAD



La bondad es la disposición permanente a hacer el bien, de manera amable, generosa y firme.
Las personas bondadosas siente un gran respeto por sus semejantes, y se preocupan por su bienestar.

Si alguien no está en buena situación y necesita ayuda, el bondadoso no duda en ofrecérsela, y lo hace sin ofender, amorosamente y poniendo un gran interés en ello.
Ser bueno no quiere decir blando, sumiso, ingenuo ó sin carácter, como a veces se cree.

Al contrario: los buenos se distinguen por su fuerte personalidad, la cual se traduce en inagotables dosis de energía y optimismo, y se refleja en su cálida sonrisa y los sentimientos de confianza, cariño y respeto que infunden a su alrededor.

PARA SER BUENOS

a.- Mantengamos una actitud amable, abierta y generosa hacia los demás.

b.- Abriguemos compasión hacia las personas que sufren.

c.- Mostrémonos siempre dispuestos a ayudar al que lo necesite.

LA FALTA DE BONDAD

La falta de bondad es consecuencia del egoísmo, la mezquindad y la ausencia de grandeza humana.
El que no es bueno es incapaz de sentir compasión y ve a los demás como rivales ó enemigos en potencia, a los que sería una imprudencia ayudar, y de los que hay que cuidarse en extremo.

Se siente más seguro cultivando la desconfianza, el rencor y el odio que la simpatía ó la amistad, y prefiere anular ó destruir a sus semejantes que conocerlos ó dialogar con ellos, a menos que pueda sacar algo para su propio provecho.

La falta de bondad nos deshumaniza y nos convierte en personas indeseables e insensibles, con las que la vida en comunidad se torna difícil e incluso peligrosa.


OBSTÁCULOS PARA LA BONDAD

a.- El desconocimiento casi absoluto de los valores humanos por parte de quienes practican el crimen en todas sus formas, como un medio de conseguir lo que quieren.

b.- El culto al autoritarismo y la dureza de corazón como manifestaciones de poder y fortaleza.

c.- La idea de que ser buenos es sinónimo de ser bobos.


Tomado de: http://www.leonismoargentino.com.ar/INST267.htm

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LAS FELICES MAMÁS DEL PANTANO



Estaban doña hipopótamo, la señora cocodrilo y la minúscula mamá mosquito hablando animadamente de lo buenos que eran sus niños con todos los habitantes del pantano. Tan bien hablaban de ellos, que varios que pasaban por allí quisieron ver sus mejores acciones. Y, al día siguiente, Hipopotamín, Cocodrilucho y Mosquitejo se dedicaron a mostrar a todos cuán buenos podían llegar a ser.
El pequeño hipopótamo decidió llevar agua a todos los animales enfermos de la zona, que estaban heridos o no tenían fuerzas para llegar hasta la laguna para beber. Su gesto fue milagroso para muchos, pues aquel año era muy seco, y estaban tan lejos de la laguna que pensaban que no aguantarían hasta las lluvias. Por su parte, el cocodrilo pasó todo el día vigilando la orilla y actuando de socorrista, evitando que se ahogaran un buen puñado de animales despistados que se mostraron sinceramente agradecidos y sorprendidos de ser salvados por un cocodrilo. Todos felicitaron a Hipo

potamín y Cocodrilucho, y se preguntaban qué podría hacer el pequeño mosquito que fuera comparable con tan bellas acciones.
El mismo Mosquitejo pensaba que no podría igualar por sí mismo a sus enormes amigos. Pero en lugar de rendirse, dedicó el día a hablar con unos y con otros, a visitar amigos de aquí y allá, y se presentó por la noche con todo un ejército de animales formado por monos, hormigas, leones, elefantes, serpientes, búfalos, escorpiones, jirafas... cuyo objetivo era, durante un único día, dedicarse por entero a mejorar la vida de la laguna. Y tal fue su trabajo y su buen espíritu, que un día bastó para renovar por completo aquel lugar y resolver la mayoría de los problemas, quedando todos los habitantes del pantano verdaderamente encantados.

Y ya nadie dudó de Mosquitejo, que había mostrado ser tan bueno que incluso era capaz de conseguir que los demás fueran aún mejores.


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LA BRUJITA DULCE


Había una vez una brujita muy especial, porque era una brujita buena, pero no tenía ni idea de cómo ser buena. Desde pequeñita había aguantado las regañinas de las brujas, que le decían que tenía que ser mala como todas, y había sufrido mucho porque no quería serlo. Todos sus hechizos eran un fracaso, y además, no encontraba nadie que quisiera enseñarle a ser buena, así que casi siempre estaba triste.

Un día se enteró de que las brujas viejas planeaban hechizar una gran montaña y convertirla en volcán para arrasar un pequeño pueblo. La brujita buena pensó en evitar aquella maldad, pero no sabía cómo y en cuanto se acercó al pueblo tratando de avisar a la gente, todos se echaron a la calle y la ahuyentaron tirando piedras al grito de "¡¡largo de aquí, bruja!!". La brujita huyó del lugar corriendo, y se sentó a llorar junto al camino.

Al poco llegaron unos niños, que al verla llorar trataron de consolarla. Ella les contó que era una bruja buena, pero que no sabía cómo serlo, y que todo el mundo la trataba mal. Entonces los niños le contaron que ser bueno era muy fácil, que lo único que había que hacer era ayudar a los demás y hacer cosas por ellos.

- ¿Y qué puedo hacer por vosotros?- dijo la bruja.
- ¡Podías darnos unos caramelos!, le dijeron alegres.

La bruja se apenó mucho, porque no llevaba caramelos y no sabía ningún hechizo, pero los niños no le dieron importancia, y enseguida se fueron jugando. La brujita, animada, volvió a su cueva dispuesta a ayudar a todo el mundo, pero cuando iba de camino encontró a las brujas viejas hechizando la montaña, que ya se había convertido en un enorme volcán y empezaba a escupir fuego. Quería evitarlo, pero no sabía cómo, y entonces le vinieron a la cabeza un montón de palabras mágicas, y cuando quiso darse cuenta, el fuego se convirtió en caramelos, y la montaña escupía una gran lluvia de caramelos y dulces que cayó sobre el pueblo.

Así fue como la brujita aprendió a ser buena, deseando de verdad ayudar a los demás.
Los niños se dieron cuenta de que aquello había sido gracias a ella, se lo contaron a todo el mundo, y a partir de aquel día nadie más en el pueblo la consideró una bruja mala. Se hizo amiga de todo el mundo ayudando siempre a todos, y en recuerdo de su primer hechizo, desde entonces la llamaron La Brujita Dulce.


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EL PODER DE LA BONDAD


LA BONDAD DEL SER HUMANO Y LOS ANIMALES



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