domingo, 13 de octubre de 2013

LA DIGNIDAD



Del latín dignitasdignidad es la cualidad de digno. Este adjetivo hace referencia a lo correspondiente o proporcionado al mérito de alguien o algo, y también puede indicar que alguien es merecedor de algo o que una cosa posee un nivel de calidad aceptable.
La dignidad está relacionada con la excelencia, la gravedad y el decoro de las personas en su manera de comportarse. Un sujeto que se comporta con dignidad es alguien de elevada moral, sentido ético y acciones honrosas.
En su sentido más profundo, la dignidad es una cualidad humana que depende de la racionalidad y se refiere a la teoría que asegura que el ser humano está capacitado para cambiar su vida a partir del libre albedrío y del ejercicio de la libertad individual; en el mejor de los casos, este cambio se da para mejorar su situación. Según esta idea, la dignidad está vinculada a la autonomía y la autarquía del hombre que se gobierna a sí mismo con rectitud y honradez.

La libertad es posible a través de la educación, que permite que las personas tomen decisiones en base al conocimiento y haciendo uso de la plenitud de su inteligencia. Por supuesto, otras cuestiones hacen a la libertad de un individuo y, por lo tanto, a su dignidad: una vivienda, trabajo, acceso al sistema sanitario, etc.


Si una persona es despojada de estos derechos básicos, se dice que su dignidad ha sido ultrajada; no por voluntad de la persona, sino porque no puede ejercer su libertad. La dignidad implica el reconocimiento de la condición humana y el respeto.

A simple vista, se advierte que el término dignidad posee dos significados bien diferenciados: uno de ellos denota la consecución de una serie de objetivos de carácter vital, dados los principios de cada sociedad; el otro es mucho más flexible, ya que hace referencia a ser merecedor de una posesión o del afecto o respeto de otra persona, entre otras cosas. En el primer caso, la acepción se encuentra enmarcada en ciertos condicionamientos de tipo social, lo cual hace que no todos los habitantes de un mismo país compartan su definición.


Tomemos por ejemplo el concepto de vivienda digna. ¿A qué se refiere exactamente? En primer lugar, debe presentar un nivel de higiene aceptable, lo cual nos lleva a otro preconcepto, que también resulta necesario aclarar: en una casa higiénica no hay residuos fuera de los cubos o bolsas pertinentes, se lavan los utensilios de cocina todos los días, se desinfectan los baños regularmente y se limpian los pisos y las ventanas con frecuencia, recogiendo el polvo y eliminando las bacterias para evitar a sus habitantes potenciales infecciones.

Está claro que la mayoría de las personas de una sociedad occidental está de acuerdo con dichos requisitos, pero eso no indica necesariamente que se trate de la mejor forma de mantener una casa. Continuando con la idea de vivienda digna, se espera que pueda resultar fresca en épocas de calor y, sobre todo, cálida en los meses más fríos. Para ello, la tecnología nos ofrece diferentes opciones, y muchos optan por los sistemas de aire acondicionado y las estufas a gas. Nuevamente, una minoría podría oponerse al uso de estos artefactos, promoviendo un modo más natural y ecológico de soportar las temperaturas extremas; pero el lenguaje sólo responde a las necesidades del mayor grupo, justamente de aquél que lo ignorará y deformará hasta despojarlo de su dignidad.


Con respecto a la forma adjetiva (digno, digna, etcétera) puede utilizarse con diferentes pesos y no necesariamente en un contexto serio: “No sé si soy digno de que me regales todo esto… Pero no creas que te lo voy a rechazar“, “A veces pienso que no soy digna de que me quiera así, y no entiendo por qué se queda a mi lado“, “Esta peli es digna de ser vista más de una vez“.



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¿QUIÉN QUIERE ESTE BILLETE?


Un conferenciante comenzó su intervención mostrando un billete de 100 dólares y preguntando: ¿Quién quiere este billete?.

Se levantaron varias manos, pero el conferenciante dijo: - Antes de dárselo, debo hacer una cosa. Lo arrugo con furia y volvió a decir: - ¿Quién sigue queriendo este billete?.

Las manos seguían alzadas. - ¿Y si hiciera esto?. Lo tiró contra la pared, lo dejó caer al suelo, lo maldijo, lo pisoteó y, una vez más, mostró el billete, ahora sucio y arrugado. Repitió la pregunta y, las manos siguieron levantadas.

- No olviden nunca esta escena, añadió. Haga lo que haga con este dinero, continúa siendo un billete de 100 dólares.

"A menudo en la vida, nos arrugan, nos pisotean, nos maltratan, nos injurian; sin embargo, a pesar de ello, siempre seguimos valiendo lo mismo".


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EL LOBO Y EL CORDERO EN EL TEMPLO


Dándose cuenta de que era perseguido por un lobo, un pequeño corderito se refugió en un templo cercano.

Lo llamó el lobo y le dijo que si el sacrificador lo encontraba allí dentro, lo inmolaría, a su dios
- ¡Mejora así! - replicó el cordero - Prefiero ser víctima para un dios a tener que perecer en tus colmillos. 

MORALEJA: 

"Quiérete. Si es inminente que vamos a sufrir o ser sacrificado, que sea con el mayor honor".


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LA DIGNIDAD DEL SER HUMANO



DIGNIDAD







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